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Han pasado ya 17 años, pero Pablo Laso nunca olvidará esa jugada, la que acabó por darle la puntilla al Real Madrid ante el Barcelona en la Final Four de París. Al partido le restaban menos de dos minutos cuando Ferrán Martínez anotó un triple, el único de su equipo, que acabó por desquiciar a los blancos (67-63). La cara del base vitoriano lo decía todo. Impotencia total, reflejada también en jugadores de primer nivel, como Arlauckas, Antúnez o Savic.

Lo cierto es que los culés renacieron de sus cenizas. Habían remontado 15 puntos para deshacerse del vigente campeón de Europa, que acusó mucho la marcha de Sabonis a la NBA. Karnisovas y Godfread, con 46 puntos entre ambos, dieron la puntilla al conjunto de Zeljko Obradovic. García Reneses movió muy bien sus fichas y le ganó la partida al técnico serbio, aunque Panathinaikos acabaría llevándose el título en una final marcada por el tapón ilegal de Vrankovic a Montero.

Laso aún tiene esa espina clavada. Su única Final Four como jugador le dejó un regusto muy amargo. Ahora, como entrenador, quiere desquitarse en Londres. Enfrente, de nuevo, aguarda el eterno rival. Los actores son diferentes, pero la historia se repite casi dos décadas después. La igualdad, como ocurrió en 1996, es máxima. Las fuerzas vuelven a equilibrarse, aunque el Barça está más acostumbrando a codearse con la élite del baloncesto continental en los últimos años. Es el equipo con más participaciones, 13, en la fase final de la Euroliga desde que en 1988 se instaurara este formato. El Real Madrid, por su parte, suma cinco presencias, dos de ellas en los últimos tres años. Será la sexta Final Four con dos equipos españoles en liza. Sólo en una ocasión acabó reinando un club de nuestro país. Tel Aviv fue talismán para el Joventut en 1994 con ese triple de Corny Thompson ante Olympiakos. Antes, los de Badalona se habían impuesto al Barça de Epi.

Lo mejor es que en el O2 Arena de Londres veremos a un equipo español luchando por el título, posiblemente ante el gran favorito, el CSKA de Moscú, con permiso del Olympiakos, verdugo de los rusos en la final de 2012. Los blancos buscan la revancha de París. Y los culés están obligados areinventarse”, según su propio técnico, tras la sensible baja de Pete Mickeal. No olvidemos que los hombres de Xavi Pascual se crecen ante las adversidades. Dominan muy bien la presión. Ya lo vimos ante Panathinaikos cuando los griegos dominaban la serie 2-1. El factor Navarro es su mejor arma. ‘La Bomba’ ha promediado más de 16 puntos por partido en el Top-8 y cada vez está más enchufado tras una temporada marcada por las lesiones. Al cien por cien, Navarro continúa siendo el jugador más determinante de Europa.

Nos espera un partido a cara de perro, sin concesiones. El envite del 10 de mayo es la cita del año para ambos. Laso no quiere que se repita lo acontecido en París. Él no podrá jugar, pero contará con el talento de Sergio Llull y la magia de Sergio Rodríguez para ahuyentar viejos fantasmas. Necesita que su equipo funcione como un bloque compacto para, 18 años después, acceder a una final de la máxima competición europea. El último en lograrlo fue Obradovic. Palabras mayores. El reto de Laso y del Real Madrid es, sinceramente, apasionante.

Fotos: http://www.basketblog.es y http://www.20minutos.es

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Se acabó el contagio, ese mal endémico que había lastrado tanto al Real Madrid en los últimos años. La fiebre amarilla de Tel Aviv no llegó ni siquiera a convertirse en virus porque, esta vez, Pablo Laso sí supo encontrar la vacuna perfecta: la mejor defensa. Agresividad y concentración máxima en el momento más importante de la temporada, el más delicado. Una labor impecable. En cuartos, los israelíes han anotado 57 puntos, 21 menos de los que promediaban en el Top-16. Frenazo en seco del Maccabi. Actuaciones decepcionantes de Hickman y, sobre todo, de Smith (1/12 desde el perímetro y -1 de valoración). La excepción ha sido el pívot Shawn James, la única baza en el juego interior.

lull maccabi

Los porcentajes del equipo de David Blatt han caído en picado de manera escandalosa, con un pobre 28% en triples y 61% en tiros libres. La valoración, ridícula: 53. Intensidad pura. La pizarra del técnico vitoriano ha funcionado a la perfección en este aspecto. Paso de gigante para llegar a la Final Four de Londres por la vía rápida.

La superioridad en el rebote también ha sido manifiesta y, por tanto, clave en la serie. Los blancos han capturado 14 rebotes ofensivos más, lo que les ha permitido gozar de segundas opciones y marcar el ritmo de partido. Dominio absoluto bajo tableros, con un gran papel de Begic y un inconmensurable Felipe Reyes, el guerrero cordobés.

Otra de las claves la encontramos en la explosión de Llull. Máximo anotador de la serie (casi 16 puntos por encuentro), con una clase magistral en el segundo choque. Inspiradísimo en el triple (11/18), buena visión de juego y grandes penetraciones a canasta. Sin precipitarse, asumiendo el rol de líder en la cancha en momentos calientes. Grandes sensaciones. Un calco de lo que pudimos ver en el Palau en 2011, cuando se alzó con el MVP de la Copa del Rey. El motor del ‘aeroplano de Mahón’ se vuelve más fiable y competitivo cuando no se revoluciona en exceso.

 

El Real Madrid ha funcionado como bloque. Ha crecido, como sostiene Laso. No ha acusado el cansancio en el Top-8 porque ha sabido dosificar fuerzas en la ACB, donde puede permitirse bajar la guardia tras tener atado el primer puesto de la liga regular. Carroll, Sergio Rodríguez, Rudy Fernández y Mirotic son un lujo. Cualquiera, por su descomunal talento, puede ser decisivo. Todos son valiosos y, además, se sienten muy identificados con el método de trabajo de su entrenador. Unión máxima. Un factor que no debe faltar en un equipo que aspira a ser campeón.

¿Es todo de color de rosas? No, por supuesto. La dependencia del tiro exterior resulta abusiva, sobre todo cuando el rival cuenta con un gran juego interior, defiende muy bien en estático y pierde muy pocos balones. Me refiero, obviamente, al gran favorito al título: el CSKA de Messina. ¿Qué hay que mejorar? El sistema de juego debe ser más amplio, con una mayor circulación de balón. Mirotic puede hacer mucho daño en el poste, no sólo desde el perímetro. ¿Y el banquillo? La aportación de hombres como Suárez, Draper y Hettsheimer preocupa y mucho. El alero madrileño continúa muy desacertado en ataque (seis puntos en 52 minutos), mientras que la presencia del base norteamericano y del pívot brasileño está siendo testimonial, lo que obliga a que las rotaciones sean más cortas.

celebración Madrid

El primer paso, eso sí, ya está dado. El Madrid tiene aún tiempo para mejorar. El O2 de Londres dictará sentencia del 10 al 12 de mayo. Será la quinta Final Four para los blancos, que han perdido tres de sus cuatro semifinales. La única que sacaron adelante fue la que les enfrentó al Limoges en 1995. Después, levantaron el título tras tumbar a Olympiakos en la gran final. De la gesta de Zaragoza ya han pasado 18 años. ¿Se repetirá en la capital inglesa? Londres dictará sentencia.

Fotos: http://www.realmadrid.com

Fiebre, escalofríos, náuseas, cefaleas o dolores musculares. Son algunos de los principales síntomas de la fiebre amarilla. Una enfermedad vírica, transmitida por mosquitos, que afecta al continente africano y americano, pero que nace, a nivel deportivo, en Oriente Medio, concretamente en la ciudad israelí de Tel Aviv, también conocida como ‘la colina de la primavera’ o la ‘ciudad blanca’ por su arquitectura Bauhaus.

maccabi euroliga

Cuatro Euroligas, una Suproliga FIBA, 50 Ligas y 40 Copas avalan la leyenda de uno de los equipos más laureados del baloncesto continental, el Maccabi, presente en ocho de las 12 últimas Final Four. En la última, precisamente, se deshizo en semifinales del Real Madrid (82-63) en el Palau Sant Jordi. El recuerdo más amargo de los blancos en su regreso a la élite. Ahora, dos años después, vuelven a verse las caras, aunque esta vez en cuartos de final, en una eliminatoria al mejor de cinco partidos y con factor cancha para los madrileños. Para sobrevivir y llegar a Londres, el técnico vitoriano Pablo Laso necesita encontrar una vacuna eficaz contra el virus amarillo, aún más mortal en el Nokia Arena, el antiguo pabellón de ‘La Mano de Elías’, donde se reúnen cerca de 12.000 seguidores. Una auténtica prueba de fuego.

Más de 40 duelos en la cumbre, con un balance ligeramente favorable a los españoles (23-20), son los números de este clásico. El choque más reciente se vivió en diciembre de 2011. 88-64 para los merengues gracias a los 26 puntos de un superlativo Niko Mirotic. Sin embargo, un mes antes, los hombres de David Blatt habían golpeado primero: 88-82. Farmar (27 puntos) y Schortsanitis (16) no se arrugaron ante Rudy e Ibaka, recién aterrizado tras el lockout de la NBA.

 

Tensión e igualdad absoluta es la tónica general en estos cruces, muchos de ellos superlativos. Lo cierto es que el Real Madrid aún tiene pesadillas con el triple de Halperin en 2008 y con el triunfo de los israelís, dos años después, en Vistalegre, que le acabó condenando a enfrentarse con el Barça. Derrotas muy dolorosas, todas ellas en el Top-16, que dejaron graves secuelas, sobre todo en la figura de Joan Plaza. Eso sí, en medio de estas cruentas batallas, los blancos supieron reaccionar bajo la batuta de Raúl López y Bullock. Ganaron 69-73 en el santuario amarillo y se clasificaron entre los ocho mejores de Europa. De esa victoria en el Nokia Arena, la del 26 de febrero de 2009, sólo queda Felipe Reyes. Pero el destino volvió a cambiar de inmediato. Ni siquiera la llegada de Messina, que modificó sustancialmente la plantilla, resultó suficiente: 81-76 en Israel y 64-66 en la vuelta. La maldición se repetía en 2010.

¿Qué Maccabi le aguarda ahora? Ante todo, un bloque que tiene muchas vidas. De hecho, comenzó con cuatro derrotas en las cinco primeras jornadas del Top-16, pero supo reconducir su rumbo. ¿Cuáles son sus armas? Sus tres pilares ofensivos son norteamericanos. El escolta Ricky Hickman es su máximo anotador, con una media de 14,6 puntos. Es el jugador que más faltas recibe de la Euroliga, seis por partido. Capaz de endosarle 30 puntos al Khimki ruso. Un peligro constante.

 

Otro de sus baluartes es el alero Devin Smith, que conoce la ACB tras su paso por el Lagun Aro GBC. El hombre de confianza de Blatt, con unos porcentajes que asustan: 56% en tiros de dos y 40% en triples. Anota más de 13 puntos por encuentro. En plena madurez, 30 años, vive un gran momento. MVP del pasado mes de marzo en la Euroliga.

El pívot James Shawn completa el trío mágico. Líder de la competición en rebotes, siete por choque, y tapones. Muy acertado en el lanzamiento de dos, 64,2%, sumando una valoración media de 17. Intimida y aporta mucha seguridad en la pintura.

Los ex baskonistas Logan y Eliyahu, el ex estudiantil Caner-Medley y los israelíes Pnini y Ohayon completan el poderoso bloque del ex seleccionador ruso Blatt. Jugadores, en definitiva, de mucha clase y talento. Virtudes que siempre han caracterizado al Maccabi a lo largo de su brillante historia: Berkovich, Perry, Parker, Vujcic, Fizer, Bynum, Jamchi, Magee, Jasikevicius o Sharp son un claro ejemplo de esa apuesta por la calidad. La fiebre amarilla amenaza, otra vez, al Real Madrid. ¿Acabará este año el contagio?

Agotamiento, desgaste psicológico, desconfianza, dudas y frustración. Tres derechazos potentes a la mandíbula en un momento crítico. El Real Madrid, dolorido, se tambalea en el ring. No ha caído a la lona, pero queda patente que su plan B, con más balones al poste cuando se juega en estático, no funciona. Sus golpes no son tan potentes ni efectivos. El púgil blanco ha perdido chispa, frescura y ritmo porque comienzan a pesarle las piernas. Se ha vuelto más lento y resulta previsible. Pierde también a los puntos porque acusa su falta de equilibrio y necesita más armas que el juego exterior para combatir por el título de los pesos pesados, la Final Four de la Euroliga.

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Autocrítica, sentido común, mandíbula de hierro y fortaleza mental. Es lo que necesita este boxeador para salir con fuerza al cuadrilátero y recuperar su descomunal pegada. El tiempo apremia. Sólo quedan dos asaltos del Top-16, con el conjunto de Pablo Laso compartiendo liderato del grupo E con CSKA Moscú y Efes Pilsen, sus próximos rivales. Los tres están ya clasificados para cuartos de final, pero saben que es vital quedar entre los dos primeros para tener el factor cancha a su favor ante la gran exigencia de la competición continental. Las fuerzas están tan igualadas que si el Panathinaikos gana al Brose alemán y después a los rusos sería probable un cuádruple empate, por lo que el basket-average resultaría determinante para determinar la posición final de los contendientes. Máxima tensión e incertidumbre. Los madrileños necesitan una victoria más, bien en Rusia o bien en casa ante los turcos, para asegurar al menos la segunda posición y disipar las dudas tras una semana fatídica, la peor de una temporada que comenzó a torcerse en Vitoria a manos del Barcelona, que sí va a más.

rafa

¿Qué tiene que hacer el Real Madrid? Primero, no perder la calma. No se ha perdido nada. Se está en la lucha. Hay que levantar la cabeza, aprender de los errores y tener seguridad como bloque. No le vamos a pedir a Begic, Slaughter, Hettsheimer, Draper o Suárez que sean decisivos, pero sí que se integren más en el equipo y adquieran un mayor protagonismo, principalmente en ataque, para desahogar a los tiradores, con demasiados minutos a las espaldas por falta de rotaciones. Otro año más se está pagando esa mala planificación del equipo en el juego interior. Sólo queda trabajar y esperar más implicación de estos jugadores tan cuestionados para llegar a Londres. Recuperar a Pocius también ayudaría, pero su lesión puede alargarse más de lo esperado. Hay mucho trabajo por hacer y poco tiempo para lamentarse. Si el púgil vuelve a recuperar su movimiento de pies podrá esquivar mejor los puñetazos de su oponente. ¿Será suficiente para aspirar a la Euroliga?