Demasiado previsible en estático y con pocas variantes tácticas para sorprender a los gigantes que dominan en el viejo continente. Es la radiografía que se puede extraer del Real Madrid tras cosechar tres derrotas consecutivas en la Euroliga y complicarse el factor cancha en el cruce de cuartos de final. Su último verdugo, el CSKA de Moscú, principal candidato al título por plantilla y presupuesto, le dio un auténtico baño y sacó a relucir sus carencias como bloque, con muchas dudas, excesivas, en los partidos grandes. Resulta preocupante la desconexión mental del equipo y la poca circulación del balón en ataque. Sensaciones de un conjunto menor. El escenario debe cambiar mucho para pensar en la Final Four de Londres. No hay ningún atisbo de reacción. Y el tiempo apremia.
Los jugadores de Pablo Laso ya no trasmiten la energía y la alegría de principio de temporada. A la hora de la verdad, el talento individual sobresale por encima del juego colectivo. El lastre resulta más pesado si tenemos en cuenta que la pizarra se concentra en demasía en el tiro exterior. Parece que no hay más opciones para conseguir el triunfo. De hecho, el Real Madrid es el equipo que más abusa del triple en la máxima competición europea, con casi 26 intentos por encuentro y un porcentaje del 29,9%, el segundo peor del Top-16, sólo superado por el Besiktas turco (29,7%). Una auténtica barbaridad a la que el técnico vitoriano se empeña en no poner fin. La mayor parte de sus recursos tácticos se agotan en esta vía, no tan poderosa cuando las defensas de los rivales aprietan de lo lindo y no dejan correr el contraataque. Carroll (25/61) y Rudy Fernández (22/69) son los que más lanzan en esta posición, con porcentajes del 41 y 31 por ciento, respectivamente. Le siguen un desdibujado Llull (14/60) y Sergio Rodríguez (14/53), quienes están muy lejos del 30% de acierto. Los números lo dicen todo. No se puede confiar todo al perímetro, independientemente de que falte un pívot de calidad, de más peso ofensivo, si se quiere competir en igualdad de fuerzas y aspirar a títulos.
En el lado contrario, dos gigantes como CSKA y Barça Regal no tienen ese problema y, además, lideran los porcentajes en tiro exterior, con más del 41%. Los rusos, por ejemplo, se juegan, de media, 10 triples menos que los blancos. Eso es saber descargar el juego exterior con balones a los pívots. Son equipos muy bien compensados, con muchas más opciones de juego. Múltiples variantes que manejan muy bien tanto Messina como Xavi Pasual en los momentos críticos.
Joe Arlauckas recordaba recientemente el importante papel que juega el entrenador para construir un equipo campeón. “Obradovic era muy duro, muy justo, muy cabrón y, sobre todo, el mejor. Cuando hay entrenadores que no saben qué hacer con la pizarra, él tenía 16.000 jugadas en la cabeza”. Esa prodigiosa mente del serbio fue clave para que el Real Madrid levantara su última Copa de Europa en 1995. Ahora, las opciones son mínimas si la pizarra sigue marcando una y otra vez la misma jugada. Es necesario que Laso dé un paso adelante si quiere reconducir la situación, aunque es posible que sea demasiado tarde.