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Soluciones urgentes y efectivas para sobrevivir al tremendo desgaste que exige la competición. Es lo que busca el Real Madrid con la incorporación del alero norteamericano Tremmell Darden (31 años, 1,94) a su disciplina. El ex jugador de Zalguiris, harto de los impagos del club lituano, vuelve a nuestro país (ya jugó en Unicaja) para suplir al lesionado Martynas Pocius y aportar aire fresco en el puesto de tres, donde Carlos Suárez está teniendo, cada vez más, una presencia testimonial por sus enormes dudas.

No se trata de un anotador que busque demasiado protagonismo en ataque. Darden es, más bien, un experimentado guerrero que sabe frenar muy bien a los rivales. Por su altura podría ser considerado, incluso, como un escolta, pero lo cierto es que sus excelentes condiciones atléticas y su polivalencia le permiten imponerse en el puesto de alero. Con un salto descomunal (no se pierdan sus mates) y un físico extraordinario, el californiano es garantía de espectáculo en la cancha siempre que las lesiones le respeten. En Málaga, de hecho, dos lesiones en la mano izquierda cortaron su gran inicio en la Liga ACB y le impidieron disputar 12 partidos. Después, la llegada de Repesa, que no contaba con él, provocaron su marcha a Kaunas. Pero el estadounidense, de fuertes convicciones religiosas, no perdió la fe y Joan Plaza, ex técnico madridista, supo rentabilizar sus virtudes para convertirlo en pilar fundamental de su equipo, junto a otras grandes figuras como Popovic, Lafayette o Jankunas.

darden

Darden no es sólo un gran defensor porque tampoco le tiembla la muñeca en los momentos decisivos, cuando el balón quema. En los diez primeros partidos del Top-16 de la Euroliga, promedia 11 puntos, 3,4 rebotes y 12 de valoración en casi 23 minutos de juego, con unos excelentes porcentajes: 71% en tiros de dos y 55% en triples. Números que dejan patente su clase y su arduo trabajo en la pista, al igual que ya demostró en otras ligas, como la belga, australiana y francesa, en las que se proclamó campeón de Liga. Fue, precisamente, en el Nancy francés donde explotó definitivamente. 17 puntos, 6,5 rebotes, 2,2 asistencias y 1,9 recuperaciones por encuentro avalaron su fichaje por Unicaja. En su presentación, Darden reconocía que en baloncesto “no se puede ganar sin jugar bien en defensa”. Es justo lo que muchas veces ha recalcado Pablo Laso, que es consciente de la necesidad de dejarse la piel en labores defensivas para así tener opción de robar balones y correr el contraataque, la fórmula del éxito del técnico vitoriano.

Porque, seamos claros, el Madrid ya tiene de por sí un gran juego exterior, con Llull, Sergio Rodríguez, Rudy y Carroll como principales baluartes ofensivos. Artillería de lujo, poco más se puede pedir. Grandes virtudes que, eso sí, no pueden tapar los problemas del conjunto blanco a la hora de defender un alero alto de nivel, como Nocioni o Mickeal. Ante el mal momento de Carlos Suárez, Rudy se veía obligado a jugar en esa posición, en la que se echa en falta más físico, fuerza y peso. Se empezaba a acusar esa falta de rotaciones y había que mover ficha de inmediato. No se ha hecho en el puesto de cinco (veremos si desechar el fichaje de un pívot no acaba resultando contraproducente), pero sí en la posición de alero. Y es ahí donde Darden tiene mucho que decir, aunque sólo pueda jugar en la competición doméstica y no en el decisivo tramo final de la Euroliga, una vez cerrado el mercado de fichajes. En cualquier caso, el alero norteamericano debe adaptarse al sistema de juego de Laso y aceptar el rol que éste le marque para poder triunfar en su regreso a España. A su favor, desde luego, está su fe incondicional y su disciplina en el trabajo. Son los valores que definen a este guerrero, gran creyente y apasionado por las redes sociales, que promete volar muy alto en Madrid. Él marcará el límite.

darden zalguiris

Pocos podemos cuestionar que un factor como la confianza en sí mismo es clave para superar gran parte de los numerosos obstáculos que se presentan en el camino a lo largo de nuestra vida. Si uno no cree en sus virtudes o valores, ya sea en el terreno personal o en el deportivo, difícilmente alcanzara las metas que se ha propuesto por mucho que otros le alienten constantemente y le transmitan seguridad. Algo así le puede estar pasando a Carlos Suárez, que no acaba de encontrar su identidad como jugador en las filas del Real Madrid.

Con 2,03 y 108 kilos, el ‘Chimpa’ tiene, a priori, unas condiciones inmejorables para jugar tanto en el perímetro como en el poste bajo. Un alero alto, al estilo Álex Mumbrú o Carlos Jiménez, que con 26 años debería apuntar muy alto si tenemos en cuenta su versatilidad y polivalencia, como ya vimos en las filas del Estudiantes, club en el que firmó grandísimas actuaciones desde su debut en la temporada 2004-2005. Un año después era designado jugador revelación de la ACB. Su futuro era más que prometedor. No paraba de mejorar en muchas facetas, como el tiro exterior o el juego de espaldas, lo que le convertía en un auténtico filón de oro para el baloncesto español.

Tocó el cielo en 2010 tras ser elegido mejor alero de la competición nacional y formar parte de un quinteto de auténtico lujo, junto a Ricky Rubio, Navarro, Lorbek y Splitter. Se lo había ganado a pulso, con un duro trabajo que se tradujo en un promedio de 11 puntos y 17 de valoración en 28 minutos de juego. Sus porcentajes resumían su gran estado de forma: 41% en triples, 57% en lanzamientos de dos y 86% desde la línea de personal.

suarez

Números que avalaron su fichaje por el Real Madrid en el segundo y último año de Messina. Suárez aceptó con valentía el reto y respondió desde la primera jornada sin que le temblara la muñeca. MVP del mes de octubre, con cinco partidos sobresalientes, confirmaban su progresión: 14,4 puntos por encuentro, 5,8 rebotes y 22,4 de valoración. Los blancos habían acertado plenamente con su incorporación. No pesaban los 1,3 millones de euros desembolsados. El madrileño le ganó la partida a Velickovic, incapaz de jugar de alero, aunque su anotación bajó hasta los 9,5 puntos.

Sin embargo, el sueño del ‘Chimpa’ comenzó a torcerse tras la dimisión del técnico italiano. A la mala imagen mostrada por su equipo en la Final Four de Barcelona y en la Liga se sumó su doloroso descarte del Eurobasket 2011. La decisión de Scariolo le hizo tanto daño a nivel moral que lastró en demasía su rendimiento. Perdió frescura, intensidad y, sobre todo, confianza, un valor que hasta ahora le había acompañado.

En su primer año, Pablo Laso le pidió que recuperara su rol de jugador polivalente que deslumbró en Estudiantes, pero Suárez se vio superado también por la mayor competitividad de la plantilla; primero por la llegada de Rudy Fernández y más tarde por la incorporación de Kyle Singler. Su rol pasó a ser más secundario,  con un promedio de seis puntos y 19 minutos en pista. Para colmo, Scariolo volvió a dejarle fuera de la Selección y no pudo participar en las Olimpiadas de Londres.

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Lejos de reaccionar, el dorsal número ocho del Real Madrid continúa alimentando su pesadilla deportiva. Pese a acumular más experiencia, sus porcentajes son peores que en su primer año en la ACB: 34% en lanzamientos de tres, 38% en tiros de dos y 60% en libres. Lo cierto es que Laso no sabe ya cómo hacerle reaccionar. No falta en la mayoría de los quintetos titulares de los merengues, pero siempre acaba olvidado en el banquillo.

Únicamente aporta cuatro puntos y una valoración de siete en los 17 minutos que juega. ¿Qué le pasa a Carlos Suárez? ¿Por qué no reacciona y alarga su regresión? ¿Volveremos a ver al jugador desequilibrante que ‘enamoró’ a Messina? No es fácil responder a estas interrogantes, pero lo cierto es que, más allá de los números, las sensaciones no son nada halagüeñas. Esa hipotética mejoría no dependería exclusivamente de su entorno, sino más bien de él, de una pronta reacción. La confianza se puede perder, a diferencia del talento.

Es cierto que resulta muy difícil competir por el puesto con jugadores como Rudy o Carroll, pero sí resulta más factible hacerlo con Pocius, quien a pesar de las lesiones que está padeciendo muestra más descaro y gallardía que el de Aranjuez. Tal vez nos encontramos ante un nuevo caso Velickovic, que pasó de la gloria al fracaso en un corto espacio de tiempo. Eso sí, Suárez tiene la última palabra para silenciar las críticas y volver a ser ese alero determinante y polivalente que no se arrugaba ante nada ni nadie. ¿Lo conseguirá?

Fotos: es.globedia.com y http://www.blogdebasket.com

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