Permanecer impasible ante la adversidad es sinónimo de fracaso continuo. Ferrari se empeña en vivir alejada de la realidad y muestra un inmovilismo irritante ante uno de sus puntos más débiles: las calificaciones. La llegada de Fernando Alonso en 2010 no ha servido de estímulo para minimizar daños, que se traducen en una cuantiosa pérdida de puntos en el Mundial de pilotos. Resulta sonrojante constatar que la escudería italiana ha conseguido cuatro poles en las últimas 67 carreras. Un dato ridículo e irrisorio si, de verdad, se quiere luchar por el campeonato sin confiar en los milagros y las remontadas imposibles del bicampeón español.
Red Bull representa el polo opuesto. Desde la temporada 2010 hasta el GP de Alemania 2013, la marca austríaca ha logrado el primer puesto de la parrilla en 44 ocasiones, es decir, en el 65% de las citas. De esas 44 poles, Vettel ha conquistado 34, lo que le ha permitido escaparse de sus rivales desde los primeros metros y asegurar puntos, más fácilmente, ante problemas de fiabilidad del monoplaza y posibles accidentes o errores humanos. El apabullante dominio de Red Bull en este aparatado le ha permitido marcar la diferencia en los últimos tres Mundiales, sobre todo en los de 2010 y 2012, resueltos por tan solo cuatro y tres puntos, respectivamente, de diferencia.
Las concesiones del equipo que preside Luca di Montezemolo son intolerables porque se repiten una y otra vez en el tiempo sin que nadie sea capaz de poner el orden necesario. Se cumple ya un año de la última pole de Ferrari. La lluvia tuvo que aparecer sobre el circuito de Hockenheim para que Alonso conquistara la primera línea de salida, tal y como había sucedido dos semanas antes en Inglaterra. Estos excelentes resultados dieron sus frutos porque se tradujeron en una victoria en Alemania y en un segundo puesto en el Gran Premio de Gran Bretaña. Desde entonces, sequía permanente en 19 pruebas. Luchar por el primer puesto se ha convertido en una quimera. Las decepciones están siendo mayúsculas en las últimas semanas: décimo puesto en Silverstone y octava plaza en Nürburgring. Una tortura para el piloto asturiano.
En 2013, Red Bull ya no es el claro dominador de la jornada sabatina. Mercedes suma seis poles en nueve carreras (tres para Hamilton y otras tantas para Rosberg) tras rentabilizar los test secretos que llevó a cabo en colaboración con Pirelli. Una acción que se ha quedado sin castigo tras la tibia e incomprensible sanción de la FIA.
Lo cierto es que Alonso no ha podido pasar del tercer puesto en las clasificaciones. Ferrari tenía la esperanza de estar mucho más cerca de Red Bull una vez que el DRS ha dejado de utilizarse en la calificación, pero la situación no ha variado. Uno de los principales frentes de la escudería de ‘Il Cavalino Rampante’ es resolver el problema de las gomas, ya que los neumáticos tardan más de lo deseado en adquirir una temperatura óptima. Todo un lastre, tal y como ha reconocido el jefe de diseño del F138, Simone Resta.
Los ingenieros trabajan a marchas forzadas para paliar este handicap en el túnel de viento de Colonia, pero el tiempo apremia. La buena noticia es que el monoplaza tiene un gran ritmo de carrera y que el piloto asturiano está a 21 puntos de Vettel en el ecuador del Mundial. Sin embargo, la falta de carga aerodinámica del Ferrari en las qualifys está pasando factura en Maranello. Y por si fuera poco, las nuevas piezas tampoco están funcionando. El coche es, prácticamente, el mismo que el de Barcelona. Demasiados frentes abiertos y pocas respuestas productivas.
Fotos: formula1.autobild.es y http://www.elcomercio.es
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